Mostrando entradas con la etiqueta separación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta separación. Mostrar todas las entradas

DIFERENTES TIPOS DE CRISIS DE PAREJA

CRISIS NORMALES EN LA PAREJA

En toda relación de pareja sobrevienen momentos complicados que son completamente normales y propios de una relación durante su proceso de maduración, como una forma de encaje de ambas personas con sus motivaciones, intereses y anhelos. Para superar estas pequeñas crisis o desavenencias, será necesario únicamente el diálogo entre la pareja y el objetivo común de lograr alcanzar nuevamente la estabilidad. 

CRISIS EXISTENCIAL DE UN MIEMBRO DE LA PAREJA 

Se produce cuando un miembro de la pareja hace balance de su vida encontrando lagunas o fuentes de insatisfacción en el pasado, como si el presente no le llenara o hubiera perdido la referencia de los objetivos que perseguía en su vida. 

La crisis de identidad es dolorosa, ya que deja al descubierto ilusiones y proyectos no cumplidos, carencias en lo que la persona piensa “que le llena”, promesas incumplidas y metas, que a pesar de haber sido perfectamente abordables no han sido alcanzadas. En ocasiones esa sensación de frustración hace que la persona que está pasando una crisis de identidad reaccione con hostilidad hacia su pareja, culpabilizándole de lo que se perdió en el camino pero sin que exista una base sólida para esta reacción de rechazo. 

En este tipo de crisis el abordaje terapéutico irá enfocado en un primer momento a clarificar la situación del miembro en conflicto para posteriormente abordar una nueva forma de relación, encaminada a la satisfacción personal de ambos miembros y al cumplimento de sus metas. 

CRISIS DE PAREJA POR INFIDELIDAD 

Este tipo de crisis suele ser grave y muy dolorosa para ambos miembros de la pareja. Esta crisis conlleva fuertes tensiones emocionales y un progresivo deterioro de la relación por la pérdida de confianza y los sentimientos de hostilidad. 

En este caso, la terapia de pareja debe ir orientada a restablecer el diálogo entre la pareja y volver al punto en el que la relación entre ambos era satisfactoria y basada en la confianza y la fidelidad. Muchas veces las estrategias empleadas pasan por restablecer la autoestima en la persona que ha sufrido la infidelidad, ya que suele quedar seriamente dañada en este tipo de situaciones. 

CRISIS DE PAREJA POR INTROMISIÓN DE LA FAMILIA POLÍTICA 

En ocasiones la actuación inoportuna de algún miembro de la familia política es fuente de conflictos para la pareja, llegando a producir frecuentes desavenencias, sensación de hostilidad, incomprensión y aislamiento. 

El terapeuta debe restablecer el concepto de unidad familiar basado en la pareja, en el que se agregan como fuente de satisfacción el resto de los miembros de la familia, con el objetivo de servir de apoyo mutuo y no fuente de conflicto. 

CRISIS DE PAREJA POR CEGUERA LABORAL 

A veces uno de los miembros de la pareja se va distanciando e involucrándose cada vez más en su vida laboral y compromisos. En ocasiones esto se produce por un fenómeno de adicción al trabajo, pero en otras ocasiones se constata la utilización del trabajo como forma de huir de los problemas de convivencia, produciendo una ruptura en las vías de comunicación y poco a poco en los objetivos comunes de la pareja. 

CRISIS DE PAREJA POR MONOTONÍA 

Algunas parejas consideran que la simple convivencia es suficiente para mantener vivo el amor, sin embargo lo predecible de la relación, del día a día puede ir minando esa relación hasta hacerla poco ilusionante. Desaparecen los planes compartidos, la sorpresa, la ilusión y cada miembro de la pareja se va encerrando cada día más en el halo gris de la monotonía perdiendo la capacidad de lucha de la pareja. 

CRISIS DE PAREJA POR ENFERMEDAD MENTAL 

En ocasiones la aparición de un trastorno como depresión o ansiedad en un miembro de la pareja produce una crisis dada la falta de recursos y conocimiento que puede tener la persona de cómo ayudar a su pareja en esta situación

CELOS PATOLÓGICOS

Celos: emoción que tiene su origen en un deseo desmedido de poseer algo de forma compulsiva y a los que subyace la idea de infidelidad (real o imaginaria) de la persona que se ama.

Los celos se encuentran condicionados por un sentido desmesurado de propiedad y la exclusividad y no arrancan sólo del deseo sexual.

Existen celos que pueden considerarse normales, que son frecuentes en la población y no constituyen un trastorno psicopatológico, y que pueden reflejar el interés y el amor que uno siente por su pareja.

Es difícil distinguir los celos normales de los patológicos (síndrome de Otelo), pero aquella persona que los sufre suele poseer una notoria inseguridad personal y sentimiento de posesión de otro (el amor no debe confundirse con posesión) y una ansiedad desmesurada a perder el objeto amado, lo que apunta a una inestabilidad emocional.

Los celos patológicos u obsesivos son reconocidos por lo que los padecen como irracionales y no delirantes . A nivel emocional el trastorno se caracteriza por ansiedad y agresividad a nivel cognitivo o pensamientos intrusivos y a nivel conductual por demandas de seguridad o tranquilización (rituales compulsivos motores o verbales) encaminados a controlar al compañero. 


DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LOS CELOS PATOLÓGICOS 


1. Presencia de pensamientos y rituales obsesivo-compulsivos 

2. Pensamientos y rituales de 1 año de duración 

3. Exclusión de alcohol o psicosis orgánicas 

CARACTERÍSTICAS DE LOS CELOS PATOLÓGICOS


1. Falta de provocación lógica 

2. Extraña naturaleza de las sospechas 

3. Reacción racional y excesiva 

4. Rituales de comprobación 

5. Pérdida de control 

6. Interferencia grave en la vida cotidiana 

7. Alto grado de sufrimiento personal 

Como rasgos destacan la preocupación y miedo desmesurado hacia la infidelidad frente a la pérdida de la pareja, lo que provoca una intensa alteración emocional que hace que el sujeto desarrolle conductas comprobatorias (que son auténticos rituales compulsivos) cuyo objeto es tranquilizarle o la seguridad mediante el control de la otra parte. 

Existe también una constante amenaza percibida que se erige sobre la inseguridad, la ansiedad y la distorsión de la realidad permanente por parte del sujeto. 

En definitiva, un rasgo esencial para determinar una patología de los celos radica en la ausencia de una causa real de los mismos, la intensidad desaforada de la reacción emocional y un gran sufrimiento personal con interferencia en la vida cotidiana. El sentimiento de humillación y frustración lleva a experimentar un estado severo de irritabilidad que a veces deriva en pérdida de control o en conductas agresivas hacia uno mismo o los demás. 

A nivel cognitivo la creencia de infidelidad puede tomar una forma delirante o presentarse como una obsesión o idea sobrevalorada. 

Asociado a los celos patológicos coexisten problemas como los síntomas depresivos, problemas de relación de pareja, déficit de asertividad y baja autoestima. 


TRATAMIENTO MULTIMODAL: EXPOSICIÓN Y TERAPIA COGNITIVA


Control terapéutico: 1 mes, 3 meses, 6 meses, 1 año 


POR QUÉ SE PRODUCE UNA INFIDELIDAD

La clave de la infidelidad consiste en buscar aquello que no se tiene en casa, algo de lo que ambos miembros de la pareja carecen en su relación. Tradicionalmente lo que ha llevado a los hombres a una infidelidad ha sido la búsqueda de nuevas emociones, mientras que las mujeres se han movido hacia la infidelidad por un problema de soledad, de falta de comunicación o de sentirse menospreciada en su relación de pareja.

Entre las causas más frecuentes de infidelidad se encuentran:

La soledad: es uno de los factores más frecuentes que provoca la entrada de una tercera persona en la pareja. Uno de los miembros se siento solo y busca de forma consciente o inconsciente a alguien para llenar este hueco.

La rutina: hacer siempre lo mismo llega a cansar y agota la relación. En ese momento uno de los dos se lanza a buscar fuera de la relación nuevos alicientes, y los suele encontrar en los lugares más comunes: gimnasio, trabajo, supermercado, los amigos....

La necesidad de afecto: La pareja necesita afecto para mantenerse. Con el tiempo se pierde el hábito de dar y cada vez cuesta más trabajo mostrar cariño a la otra persona. Escasean las manifestaciones de afecto que en ocasiones llegan a desaparecer. Equivocadamente pensamos que el sentimiento de posesión y de cotidianidad no hace necesario mostrar afecto a la pareja, y la relación se vuelve fría, con lo que uno de los miembros de la pareja puede buscar fuera el afecto perdido.

Relaciones sexuales insatisfactorias o insuficientes: cuando la actividad sexual es pobre en calidad y cantidad, y además esta situación se prolonga en el tiempo, se inicia la búsqueda de nuevos alicientes sexuales fuera de la pareja. 

La evolución divergente: es más frecuente en parejas que han iniciado muy jóvenes la relación. Cada uno va madurando de forma independiente: los amigos, ocupaciones y aficiones no son comunes. La incomunicación va aumentando esas diferencias y llega un momento que no tienen nada que decirse, ya que sus intereses no coinciden, buscando una tercera persona que sirva como complemento.

TIPOS DE INFIDELIDAD

Algunos autores señalan que existen diferentes tipos de infidelidad y que cada una de ellas se lleva a cabo por factores relacionados a la tipología. Por ejemplo:


· Infidelidad por evitación de la intimidad: Se refiere al obstáculo que algunas personas tienen para aceptar que la intimidad implica autoexposición y un cierto grado de dependencia emocional. Cuando se revela la aventura, se convierte en arma de la confrontación.

· Infidelidad por adicción sexual: Esta aventura puede ocurrir en cualquier momento de la relación; es más común en hombres que en mujeres y tiene un toque de desafío, cuando se revela la infidelidad, se defienden del miedo, la humillación y el dolor, a través de acusaciones.

· Infidelidades accidentales: Inesperadas, no planeadas. No es que ocurran de manera involuntaria, pero hay un cierto grado de inconsciencia, ya que no se tienen muy claras las consecuencias del acto.

· Infidelidad como castigo: Se utiliza como un arma en venganza de la otra persona, aunque no siempre implica un castigo por infidelidad, sino por diferentes aspectos que pudieran estar presentes desde le principio de la relación.

Por otro lado, se ha considerado que un aspecto importante a considerar es el género. Dadas las condiciones culturales, un hombre puede estar satisfecho y feliz con su pareja, pero aún así, puede tener una aventura. Esto es porque el hombre puede hacer una disociación entre amor y genitalidad. En esto se basa la justificación de la multiplicidad de parejas que puede tener un varón. Por el contrario, la mujer primero es infeliz y luego es infiel. Esto ocurre por condiciones culturales, ya que físicamente, nada les impide actuar en forma similar a los hombres 

(Aureste, Bravo, Manríquez, Diez, sin año).

CUANDO SE DESCUBRE UNA INFIDELIDAD

Tanto si el descubrimiento de una aventura es gradual como repentino, el shock es probablemente la primera emoción que se siente. Cuando el desconcierto se desvanece, pueden aparecer emociones como ira, tristeza, confusión y quizás vergüenza, especialmente si fuiste tú la persona infiel. La mayoría de las personas se preguntan cómo ha podido suceder algo así y si puede haber algún futuro para su relación.

SUPERAR UNA INFIDELIDAD

La confianza es esencial para una relación sana, y es algo que tomamos a menudo por dado hasta que se desvanece. Si tú eres la persona que ha tenido la aventura, necesitarás trabajar duro para que tu pareja vuelva a confiar en ti y a creer que la amas y que has aprendido de tu error.

Si eres la persona a quien han engañado y decides que merece la pena intentar salvar la relación, te encontrarás haciéndote preguntas durante mucho tiempo y te costará trabajo recuperar la confianza en tu pareja. 

La comunicación es fundamental, sobre todo para descubrir los motivos que han llevado a una persona a la aventura, de modo que podáis sacar algo positivo de lo sucedido que os lleve a estar más unidos y solucionar vuestros problemas. Por supuesto, para poder hacer eso, es importante dejar la ira y el resentimiento de lado y tratar de ver lo sucedido de una manera objetiva. 

Entre las situaciones más comunes que llevan a una persona a tener una aventura se encuentran las siguientes: 

Insatisfacción en la relación. A veces, dos personas que todavía se quieren pueden estar viviendo una relación insatisfactoria por diversos motivos. Si esos problemas de pareja no se tratan abiertamente o uno de los miembros de la pareja está demasiado absorto en otros temas (problemas con el trabajo, etc) y se mantiene distante impidiendo la comunicación, eso podría llevar al otro miembro a tener una aventura. 

En este caso, si tú eres la persona infiel, trata de explicarle a tu pareja cómo te estabas sintiendo. O si aún estás a tiempo y tu pareja no sabe nada de tu aventura, trata de buscar otros métodos menos arriesgados para recuperar esa cercanía perdida. Por ejemplo, puede ser preferible una separación momentánea que os haga reflexionar a los dos sobre lo que de verdad deseáis, sin incluir terceras personas por medio. Si, por el contrario, eres tú la persona que ha sido engañada, ten en cuenta también el papel que has jugado en el distanciamiento y los problemas de la relación y trata de ver la aventura como una especie de toque de atención de tu pareja, que no ha sabido comunicarte su malestar de otra manera. 

Aburrimiento. Si te sientes aburrido con tu vida, una aventura puede darle una mayor emoción. El problema es que el precio a pagar puede ser alto. Tal vez una mejor solución podría ser planear junto a tu pareja nuevos modos de dar emoción a vuestra vidas. 

Cuando los caminos se separan. A veces sucede simplemente que lo que una vez os unió ha dejado de existir o de ser importante, y llega el momento de separaros. Es importante que una persona tenga claro cuáles son sus sentimientos y ser sincero con uno mismo respecto a ellos. Permanecer en una relación por motivos falsos, cuando el amor ya no existe, sólo servirá para crear resentimiento y amargura.

AMOR NARCISISTA: LA PAREJA DESTRUCTIVA

Existen diversos estilos afectivos que llevan a tener experiencias perturbadoras, en algunas relaciones en pareja. Uno de estas formas afectivas, se refiere a las pautas de interacción que se establecen, cuando uno de los integrantes de la pareja, posee rasgos marcadamente narcisistas.

Las personas con rasgos narcisistas, difícilmente se encuentran comprometidas emocionalmente con la pareja. Aunque, pareciera todo lo contrario. Son fáciles de amar y de distinguirse, porque son personas extremadamente seductoras, encantadoras y detallistas. Generalmente son intuitivas, y detectan, lo que les gusta a su pareja, para dejar caer todo el peso de su encanto, logrando que la otra persona sienta una tremenda admiración y enamoramiento, recibiendo “exactamente” lo que siempre deseó recibir en afecto, palabras y atenciones. Es difícil no experimentar amor por alguien tan “hecho a la medida”