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LA ATRACCIÓN


LA ATRACCIÓN MUTUA





La atracción interpersonal o mutua podemos definirla como un fenómeno de “INTERACCIÓN AFECTIVA” sustentada en la predisposición a la AFILIACIÓN SELECTIVA, pero con un tremendo componente afectivo, conformando una especie de continuo bipolar, con dos extremos (amor o agrado - antipatía o repulsión) y varios niveles. Así ha sido definida como “el juicio que una persona hace de la otra a lo largo de una dimensión actitudinal cuyos extremos son la evaluación positiva (amor) y la negativa (odio)

Pero, como cualquier ACTITUD, conlleva dimensiones comportamentales (p. ej. Estar el máximo tiempo posible con quienes nos atraen), afectivas (sentimientos de alegría, empatía, bienestar y felicidad) y cognitivas (pensar que una persona que nos atrae o gusta tiene muchas otras características positivas).

MEDICIÓN DEL AGRADO

Teorías cognitivistas:


a) La Teoría sobre el equilibrio de Heider se centra en la constatación de que aquellos cuyos razonamientos, opiniones, valoraciones y sentimientos son congruentes y compatibles con los nuestros, son los que más nos atraen al proporcionarnos equilibrio cognitivo.

b) La alternativa que ofrece Newcombe se basa en que nos sentimos atraídos por quienes confirman nuestras creencias, pues nos proporcionan seguridad en nuestro sistema de valores y actitudes

c) Por último, Festinger establece que mediante la comparación social preferimos y sentimos atracción por quienes piensan, sienten u opinan como nosotros ante los diversos acontecimientos o realidades que dan significado a nuestras propias creencias sociales.


Teorías conductistas:


Postulan que nos resultarán más atractivos y agradables quienes nos proporciones por asociación o refuerzo estimulaciones gratificantes o vivencias placenteras, lo cual explica, en sentido inverso, el que nos resistamos a ser portadores de noticias desagradables, para que no nos vean asociados al evento negativo y opten por “matar al mensajero”


a) Aronson y Linder establecen un postulado general de recompensa-coste (evaluación positiva-negativa), según el cual una ganancia en estima es una recompensa más poderosa que una estima invariable y, al revés, una pérdida de estima es un castigo más poderoso que una estima negativa invariable; así, nos sentiremos más atraídos por quienes inicialmente tienen una evaluación negativa de nosotros y van evolucionando en un sentido positivo, que por quienes siempre han mantenido una evaluación positiva hacia nosotros, y a la inversa, nos resultarán más desagradables quienes pasan de una evaluación inicial positiva hacia nosotros a una negativa que aquellos que siempre han mantenido una evaluación negativa (lo cual explica por qué los chicos se sienten más atraídos por las chicas que se muestran más esquivas o“difíciles” al principio).


b) Por su parte Homans y Thibaut y Kelley, en su Teoría del Intercambio, explican la interacción social como un canje o intercambio de recompensas materiales y no materiales, es decir, como un proceso de refuerzo mutuo, de modo que nos resultan más atractivos quienes nos proporcionan una mayor cantidad de elementos gratificantes y nos supongan menos costes. El resultado positivo o negativo de una interacción depende, además del saldo final de costes y beneficios, de la comparación de dichos resultados con un patrón interno, subjetivo e individual–nivel de comparación subjetivo–.


Como vemos, las explicaciones conductistas y las cognitivas son complementaria. Ambas se basan en un mecanismo similar, a saber, el refuerzo positivo que supone la congruencia y el equilibrio cognitivos y el refuerzo –negativo en este caso– que supone la reconciliación (reequilibrio) tras un desajuste o pelea y el castigo que supone la disonancia o incongruencia.


ATRACCIÓN Y ADULACIÓN


En la base de la atracción interpersonal existen mecanismos perceptivos de las personas conocidos como“TEORÍA DE LA ATRIBUCIÓN”,que aluden al intento de las personas corrientes de comprender las causas y las implicaciones de los acontecimientos que presencian y experimentan, de modo que nuestras acciones están controladas por cómo percibimos un acontecimiento más que por lo que realmente sucede, tendiéndose así un puente entre la información que nos llega y el significado que tiene para nosotros, de modo que organizamos la información de la conducta de los demás en unidades significativas, estableciendo inferencias sociales.


De esta forma, el modo en que percibimos a los otros –y no como realmente son– es decisivo a la hora de inferir conclusiones sobre la persona percibida, (obviamente la percepción y, las inferencias sobre un individuo pueden cambiar de un perceptor a otro). En este marco surge la adulación como táctica para producir atracción en los demás y agradar: el adulador intenta convencernos de que le agradamos, para ganarse nuestro agrado y afecto para satisfacer otras motivaciones.


. El adulador utiliza hasta cuatro tipos de tácticas para lograr atraer a la otra persona :


a) la adulación directa mediante cumplidos

b) el señalar semejanzas reales o ficticias en temas importantes entre el adulado y él

c) presentar una autoimagen favorable


d) el hacer o devolver favores sin exagerar, para que el receptor no se sienta en deuda


Como vemos, pueden ser irresistibles pues el adulado llega a creer que realmente gusta; la atracción no es real pero “ingenuamente” cree en ella y actúa conforme a esta convicción. En suma, debemos tener cuidado, pues nos atraen, y mucho, las personas que muestran acuerdo con nosotros, aquellos a quienes gustamos, las que nos halagan y las personas que nos valoran positivamente... aunque no lo sientas, siempre y cuando nos parezcan sinceros y no se les note la adulación.


FACTORES QUE FAVORECEN LA ATRACCIÓN

Unos son necesarios, aunque no suficientes, como sucede con los situacionales que conforman el escenario o marco para que pueda surgir la relación; mientras que otros son los realmente dirimentes tal y como sucede con las características de la persona.


A) SITUACIONALES:


La proximidad física y/o espacial: Para que se desarrolle atracción entre dos personas deben estar dentro del mismo campo perceptivo (esto es, deben contactar y relacionarse de alguna manera) y esto en base a diversas razones tales como:


la accesibilidad de las personas cercanas


el que desde pequeño se nos inculque a no tratar con extraños


el que la proximidad incrementa la familiaridad y, ésta, la atracción pues “el roce hace el afecto” –es lo conocido como “efecto exposición”: la percepción repetida de un estímulo inicialmente neutral o positiva lleva a una mayor atracción hacia el estímulo, aunque si el estímulo es inicialmente negativo, salvo que cambie, el desagrado será mayor


el efecto de la semejanza percibida puesto que las personas de un mismo escenario, que conviven o comparten mucho tiempo, suelen acabar pareciéndose y, si no lo hacen, nos lo parece para no generarnos disonancia cognitiva o desequilibrio.


La frecuencia temporal de la relación: Es la lógica consecuencia de lo anterior, pues la proximidad física propicia una mayor frecuencia de contactos interpersonales y éstos potencian la atracción, mientras que la distancia –espacial y temporal– disminuye y propicia la indiferencia y el olvido. Ya en los años 50 Festinger y col. demostraron que aprendemos a agradar a aquellos con quienes interactuamos frecuentemente, constatándose en diversos estudios posteriores que el contacto repetido aumentaba el agrado (A veces la anticipación o presunción de que tendremos que interactuar con alguien desconocido –salvo que tengamos prejuicios hacia él– ya nos predispone a sentirnos atraídos favorablemente hacia él, según un mecanismo perceptivo de categorización selectiva de las cualidades deseables de él.


B) CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONA:


La apariencia física: Como ya estamos viendo la atracción interpersonal no es tan misteriosa, sino que sigue determinadas reglas:


Las personas tienden a acercarse a aquéllas con quienes interactúan frecuentemente y con aquellas cuya apariencia física le es agradable, de hecho a esa apariencia le llamamos atractivo físico; pero ese atractivo no es algo universal, ni inter ni intraculturalmente


Las definiciones del atractivo físico están moldeadas por los estereotipos culturales de cada momento histórico; pero aún dentro de una misma cultura, el atractivo está tanto en los ojos del observador, cuanto en las características de la persona observada, influyendo también en la percepción de tal atractivo el conocimiento de que tal persona posee rasgos de personalidad deseables.


Esta importancia del atractivo físico, subjetivo no cabe duda, pues el chico o chica que Vd. encuentra atractivo puede no serlo para otros, se manifiesta ya en los niños pequeños, llegándose incluso a proyectar más cualidades deseables en quienes consideramos atractivos (los consideramos mejores, con más capacidad en el trabajo, más sensibles, más persuasivos y más sociables y viceversa, aunque también se les suele atribuir el ser vanidosos y egoístas)


Morales nos ofrece diversas explicaciones del por qué preferimos a las personas hermosas,al margen de la recompensa estética que obtenemos al mirarlas; por ejemplo:


1º.- El conocido “efecto de halo”nos hace suponer que quien tiene una buena cualidad también tendrá otras; y eso se cumple cuando percibimos a las personas como atractivas, aunque las mujeres muy atractivas suelen ser evaluadas como más casquivanas, vanidosas, engreídas o menos competentes y, a veces, también los hombres si no van acompañados de rasgos “viriles”.


2º.- Por otro lado, cuando vamos con una persona atractiva (y más si nos asociamos a ella) ese efecto halo también nos alcanza, viéndose favorecida nuestra imagen, como si quedásemos impregnados o irradiados por su belleza.


3º.- Las personas que creen en un mundo justo piensan que cada uno tenemos lo que nos merecemos y nos merecemos lo que tenemos; así la gente atractiva ha de tener otras características positivas y ha de triunfar en la vida.


4º.- En el caso de los hombres, en sus relaciones con las mujeres, los más atractivos tienden a comportarse de forma que se les valore mejor, lo que aumenta su atractivo, pues al mantener más interacciones con las mujeres desarrollan más habilidades y competencias sociales; sin embargo en el caso de las mujeres esto no se cumple, de hecho las chicas muy atractivas, paradójicamente, no tienen más interacciones con los varones que las menos agraciadas (pues los chicos “no se atreven” a cortejarlas a éstas por temor al rechazo) y, de hecho, son menos asertivas y más temerosas con los varones que las menos atractivas


5º.- A todo ello debemos sumarle nosotros el que por estereotipos atávicos la hermosura física (“apariencia sana”) ha sido tradicionalmente asociada a una buena salud y a una mejor capacidad erótica y reproductiva. De hecho ya Francis Galton constató que un rostro hermoso ha de ser más bien simétrico y sin imperfecciones o marcas


¿QUÉ TIPO DE MUJERES ATRAE A LOS HOMBRES?:


En términos generales, la atracción sexual se basa en la diferencia entre los sexo, en virtud de ello, los puntos de máxima diferenciación resultarán los más atractivos –dentro de lo razonable–. De hecho el fundamento de los tratamientos de belleza y del maquillaje es subrayar los aspectos del rostro femenino que difieren del masculino (labios más llenos, cejas más finas, piel más suave, ausencia de vello). De este modo, un pecho prominente suele considerarse atractivo, mientras conserve su firmeza, al igual que una cintura estrecha y las caderas relativamente anchas (como se habrá adivinado, la mayoría de estos atractivos tienen un fundamento biológico-reproductor; aunque otros –como las uñas y cabellos largos– están condicionados culturalmente).


En este marco, se ha clasificado tradicionalmente a los hombres en tres grupos:


• amantes del busto

• amantes de las nalgas

• amantes de las piernas


lo cual correlaciona con distintos tipos de personalidad.

Eso sí, los tres grupos coinciden en valorar una apariencia sana y unas pupilas dilatadas (“ojos interesantes”, de ahí la utilización de colirios y belladona por parte de las mujeres).


¿QUÉ TIPO DE HOMBRES ATRAE A LAS MUJERES?

Aquí, sin embargo, los datos no son tan simples pues las mujeres conceden menos importancia al atractivo físico que los hombres basando sus preferencias en criterios más complejos y variables entre los que destacan el éxito, el poder, la categoría social y el sentido del humor. De hecho, y contrariamente a lo que muchos hombres creen, ellas raras veces se preocupan del tamaño de sus biceps o de las dimensiones de su pene (a este respecto es curioso el constatar que la idea que tienen los hombres de lo que es físicamente atractivo para las mujeres está equivocada –basada más en criterios homosexuales que heterosexuales– al igual que sucede con las mujeres, puesto que el tipo delgado andrógino-anoréxico de mujer gusta más a las mujeres que a los hombres.

El físico masculino favorito para las mujeres –en nuestra cultura– presenta piernas delgadas, un abdomen delgado/medio y un torso entremedio y grueso (no excesivamente musculoso), siendo las nalgas pequeñas y prietas. El atributo más admirado en los hombres junto a una figura esbelta –vientre liso– y unos ojos expresivos. La silueta general más atractiva es en forma de V y, la menos popular, la figura en forma de pera (torso estrecho y abdomen/barriga grueso).


Curiosamente las mujeres “más tradicionales y maduras” manifiestan preferencia por figuras más gruesas que las “liberadas y jóvenes”.

Un factor importante también es el de la estatura relativa: el varón resulta más atractivo cuando es entre diez y quince centímetros más alto que la mujer. De igual modo, el varón suele ser, como media, unos tres años mayor que su compañera, en base a la maduración más temprana en las mujeres; siendo más atractivo –en términos medios– el varón maduro que la mujer añosa, de modo que la apetencia o valor de cambio de un hombre suele mantenerse o aumentar pasada la juventud, en tanto que el de la mujer comienza a disminuir puesto que el atractivo físico (de importancia primordial en las mujeres) es un atributo que suele perderse con la edad, mientras que el éxito y el poder tienden a aumentar con los años.


De hecho, si los hombres y mujeres hubieran de emparejarse cuando ambos estuvieran en su punto culminante, la relación típica sería la de un hombre en la cuarentena y una chica de unos veinte años.


Se constata, en suma, que el atractivo físico posee un valor de cambio más elevado para una mujer que para un hombre, donde es más importante la categoría social, el éxito y la competencia/dominancia. De forma simplista se podría afirmar que como media, las mujeres buscan hombres socialmente dominantes, mientras que los hombres buscan mujeres físicamente atractivas; ambos sexos –por supuesto– están interesados también por otras cualidades (bondad, inteligencia, generosidad, sentido del humor) pero posteriormente.


De todos modos, es curioso el constatar que el atractivo físico suele estar nivelado en las parejas ya formadas puesto que por el temor al rechazo y el “nivel de expectativas subjetivo” la gente suele cortejar y emparentarse con personas de atractivo físico no demasiado distinto al propio (Hipótesis del emparejamiento).


Para finalizar este apartado sobre la apariencia física y el atractivo presentamos una tabla en la que aparecen jerarquizados los atributos deseables, según el sexo opuesto, en los hombres y mujeres.






C) OTRAS CARACTERÍSTICAS:

Ahora bien, cuando se alcanza un determinado grado de estabilidad e intimidad en la relación de pareja, para su supervivencia intervienen de forma más importante otras cualidades como la inteligencia, la competencia profesional, el nivel cultural, la sensibilidad, la sinceridad, la honestidad y la lealtad, la alegría, la empatía etc.

De igual modo correlacionan con la estabilidad de la pareja los estados anímicos de alegría, serenidad y placer, siendo distorsionantes la tristeza y la melancolía... En suma se desea también en el otro afecto y competencia.


Además, como se comentó más arriba, ambos sexos también valoran otras características personales como la semejanza, la complementariedad y la reciprocidad.


* La semejanza: No solo en atractivo físico, sino en valores, actitudes y opiniones, de modo que cuanto mayor es la semejanza en estos aspectos mayor es la atracción y la armonía; teniendo también importancia la semejanza en procedencia étnica y geográfica, religión, nivel cultural y clase social.


* La complementariedad: Aunque la semejanza es reforzante, cierto grado de discrepancia es también deseable si es estimulante y reforzante, sobre todo en las motivaciones y deseos.


* La reciprocidad: Conocida ahora como “química mutua” se basa en la constatación de que nos comportamos mejor y, así, resultamos atractivos a aquellas personas que nos atraen. Así el percibir que otro individuo nos estima o se siente atraído hacia nosotros suele provocar que nos sintamos atraídos por él y viceversa. Lo contrario sucede cuando percibimos que no nos estiman; esas personas tampoco nos caen simpáticas... De este modo las filias y las fobias suelen ser mutuas.

QUÉ ES EL AMOR


EL AMOR

Una vieja polémica, aún no resuelta, es la que intenta distinguir al amor de otros estados emocionales y sentimientos como la atracción, el gustarse y el simple “enamoramiento”: ¿Es cualitativamente similar a los demás tipos de atracción interpersonal, con diferencias cuantitativas de intensidad, o es una realidad psicológica distinta y específica? Y, por otro lado ¿son todos los tipos de amor similares o tienen características diferenciales?

Tradicionalmente, la psicología científica ha defendido diferencias cualitativas entre el amor y la atracción, así Rubin presentó una escala diferenciadora del amor y la atracción, siendo los elementos cruciales los siguientes:
La atracción exige:

a) una evaluación favorable del otro (admiración)

b) respeto y confianza 

c) percepción de semejanza (sentirnos parecidos); 

El amor comprende: 

a) una necesidad de estar con esa persona (apego) 

b) una tendencia a prestarle ayuda aún cuando esto exija un sacrificio 

c) un deseo de intimidad y exclusividad.

Por sexos, en los hombres se establece una mayor correlación (0,56) entre el amor y la atracción que en las mujeres (0,36), distinguiendo más claramente éstas ambos sentimientos y siendo más probable que una mujer se enamore de un hombre que no le gusta que a la inversa. 

FORMAS DE AMAR

John Lee, de la Universidad de Toronto (59), apoyado en un cuestionario para la medición del enamoramiento, ha establecido tres tipos primarios de amor bastante independientes entre sí:


Identificando, asimismo, tres combinaciones “puras” de estos tipos primarios:











LAS SIETE FORMAS DE AMOR

TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR DE R. STERNBERG





LAS SIETE FORMAS DE AMOR


1.- Cariño: Este es el cariño íntimo que caracteriza las verdaderas amistades, en donde se siente un vínculo y una cercanía con la otra persona, pero no pasión física ni compromiso a largo plazo. 

2.- Encaprichamiento: Es lo que comúnmente se siente como “Amor a primera vista”, pero sin intimidad ni compromiso, este amor puede desaparecer en cualquier momento. 

3.- Amor Vacío: A veces, un amor más fuerte se deteriora en un amor vacío, donde hay compromiso, pero la pasión y la intimidad han muerto. En las culturas donde existen los matrimonios arreglados, las relaciones suelen comenzar con un amor vacío. 

4.- Amor Romántico: Las parejas románticas están unidas emocionalmente (como en el cariño) y físicamente, mediante la pasión.

5.- Amor Sociable: Es frecuentemente encontrado en matrimonios en que la pasión se ha ido, pero hay un gran cariño y compromiso con el otro. Suele suceder con las personas con las que compartes tu vida, pero sin deseo sexual ni físico. Es más fuerte que el cariño, debido al elemento extra que es el compromiso. El amor que se encuentra en la familia es una forma de Amor Sociable, así como en profundos amigos, que pasan mucho tiempo juntos en una relación sin deseo sexual. 

6.- Amor Fatuo: Se da en relaciones en que el compromiso es motivado en su mayoría por la pasión, sin la estabilizante influencia de la intimidad. 

7.- Amor Consumado: Es la forma completa del amor. Representa la relación ideal hacia la que todos quieren ir pero que aparentemente pocos alcanzan. Sin embargo, Sternberg señala que mantener un amor consumado puede ser aún más difícil que llegar a él. Enfatiza la importancia de traducir los componentes del amor en acciones. “Sin expresión”, advierte, “Hasta el amor más grande puede morir”. El amor consumado puede no ser permanente. Por ejemplo, si la pasión se pierde con el tiempo, se puede convertir en un amor sociable.

EL AMOR Y LA SALUD

El amor tiene un gran impacto sobre el bienestar personal y la salud, aunque como reverso de la moneda, también puede generar malestar o ser patológico en sí mismo.

El mal de amores 

Al margen de esa “locura transitoria” que puede suponer el enamoramiento y el “perder la cabeza” por la persona amada, existen formas tipificadas de amor patológico o mal de amores. Podemos esbozar un breve catálogo de estos amores enfermos : 

a) La celotipia: Aquí se sobrepasa el deseo legítimo de amar a una persona y no compartirla con nadie, llegándose a los celos patológicos y obsesivos. 

b) El amor maníaco: Típico de los trastornos bipolares o ciclotímicos, en fase maníaca. 

c) El narcisimo morboso: Consiste en un desarreglo de corte histeriforme, o un trastorno de la personalidad, donde el amador sólo puede amarse a sí mismo; único objeto amoroso más allá del amor propio

d) El síndrome de amor/odio o ambivalencia: Aunque en todo hay dosis de ambivalencia, aquí la mezcolanza de odios es mayor a los producidos por un objeto de amor frustrante; pero no se abandona, conformándose una relación cuasi sadomasoquista.

e) El bovarismo: Consiste en exagerar irracionalmente y constantemente las virtudes y cualidades del amado, con una verdadera alteración del sentido de la realidad casi esquizoide. 

f) El síndrome de Wendy: Versión contraria al síndrome de Peter Pan, afecta sólo a las mujeres que terminan viendo a sus maridos o parejas como niños o hijos a los que hay que sobreproteger y sobreagradar. 

g) El síndrome de Cyrano: Aquí se es feliz o se vive el amor de forma vicaria, a través de la felicidad de otros amantes. 

h) El amor disociado: Creencia o vivencia de que se está enamorado realmente de varias personas diferentes; más frecuentes en los varones que disocian, sobre todo, dos grupos de mujeres: unas santas, puras y benévolas, pero que nunca podrán ser objeto sexual –aunque las amen– y, las otras, aptas para la cama (madres/esposas las primeras y, amantes, las segundas). En realidad no se ama ni a una ni a otra. 

Junto a estas formas existen muchas otras tales como el amor fóbico, los amores “imposibles”, etc; sin entrar en las parafilias y las sexopatías relacionadas; sin hablar de las rupturas, separaciones, divorcios, desengaños y desamores que surgen cuando el amor (al menos en uno de los amantes) se acaba, generándose una verdadera situación de duelo que no siempre se afronta y elabora bien. De hecho en un 60% de los casos se sufre un proceso depresivo, pensándose en el suicidio en el 25% de los casos ; haciéndose así realidad, por desgracia, el tópico de morir de amor, siendo menos eficaces las mujeres y tardando más en superar sus fracasos amorosos y matrimoniales. 

La decisión o iniciativa de abandono o ruptura es tomada con más frecuencia por las mujeres, muchas veces por interés por otra persona, y en mayor porcentaje que los varones, lo cual contradice la imagen popular de la mujer como víctima de la despiadada infidelidad masculina; y sin aludir al maltrato de género, violencia doméstica y muertes de, la más de las veces, mujeres a manos de sus parejas.


EFECTOS SALUDABLES DEL AMOR


El amor puede ser un factor beneficioso para la salud


Pese a todo lo anterior, el sentimiento de filiación que la amistad, el amor, el matrimonio y la familia nos dan es útil, no sólo para el bienestar mental, sino también para la salud física. Los datos son abrumadores:

- Las personas que están felizmente casadas tienen sistemas inmunológicos más fuertes y competentes, que aquéllas que tienen matrimonios conflictivos.

- Cuanto mayor simpatía mutua y una mejor interacción mantienen los estudiantes que comparten habitación o piso, menos incidencia de resfriados y gripes tienen. 

- La supervivencia tras un ataque cardíaco se duplica en los hombres y mujeres mayores felizmente casados o que cuentan con apoyo emocional, que quienes no cuentan con este apoyo. 

- Una buena elección de pareja y una buena red de apoyo social alivian el dolor y el estrés, disminuyendo la depresión y la ansiedad ; las tasas de trastornos mentales son más elevadas entre los solteros. 

- Las personas casadas siguen estilos de vida y prácticas más saludables en alimentación, sexo, horarios, ingesta de alcohol y drogas y tabaquismo .

En el otro extremo, la terminación o ruptura de una relación puede ser psicológica y físicamente devastadora; de hecho, la muerte del cónyuge o la separación o divorcio suelen ser calificadas como los máximos estresores posibles para un adulto, en las distintas escalas de Acontecimientos Vitales Estresores (“life events”), como la popular Escala de Reajuste Social de Holmes y Rahe (46). 

Así, la función primordial del matrimonio o vida en pareja consiste en evitar la soledad y dar apoyo social, proporcionando el adecuado amortiguador emocional que da una benévola compañía en forma de cónyuge e hijos, siendo este beneficio mayor en los varones, que ven aumentada su supervivencia dos veces más que las mujeres.

POR QUÉ SE PRODUCE UNA INFIDELIDAD

La clave de la infidelidad consiste en buscar aquello que no se tiene en casa, algo de lo que ambos miembros de la pareja carecen en su relación. Tradicionalmente lo que ha llevado a los hombres a una infidelidad ha sido la búsqueda de nuevas emociones, mientras que las mujeres se han movido hacia la infidelidad por un problema de soledad, de falta de comunicación o de sentirse menospreciada en su relación de pareja.

Entre las causas más frecuentes de infidelidad se encuentran:

La soledad: es uno de los factores más frecuentes que provoca la entrada de una tercera persona en la pareja. Uno de los miembros se siento solo y busca de forma consciente o inconsciente a alguien para llenar este hueco.

La rutina: hacer siempre lo mismo llega a cansar y agota la relación. En ese momento uno de los dos se lanza a buscar fuera de la relación nuevos alicientes, y los suele encontrar en los lugares más comunes: gimnasio, trabajo, supermercado, los amigos....

La necesidad de afecto: La pareja necesita afecto para mantenerse. Con el tiempo se pierde el hábito de dar y cada vez cuesta más trabajo mostrar cariño a la otra persona. Escasean las manifestaciones de afecto que en ocasiones llegan a desaparecer. Equivocadamente pensamos que el sentimiento de posesión y de cotidianidad no hace necesario mostrar afecto a la pareja, y la relación se vuelve fría, con lo que uno de los miembros de la pareja puede buscar fuera el afecto perdido.

Relaciones sexuales insatisfactorias o insuficientes: cuando la actividad sexual es pobre en calidad y cantidad, y además esta situación se prolonga en el tiempo, se inicia la búsqueda de nuevos alicientes sexuales fuera de la pareja. 

La evolución divergente: es más frecuente en parejas que han iniciado muy jóvenes la relación. Cada uno va madurando de forma independiente: los amigos, ocupaciones y aficiones no son comunes. La incomunicación va aumentando esas diferencias y llega un momento que no tienen nada que decirse, ya que sus intereses no coinciden, buscando una tercera persona que sirva como complemento.

CUANDO SE DESCUBRE UNA INFIDELIDAD

Tanto si el descubrimiento de una aventura es gradual como repentino, el shock es probablemente la primera emoción que se siente. Cuando el desconcierto se desvanece, pueden aparecer emociones como ira, tristeza, confusión y quizás vergüenza, especialmente si fuiste tú la persona infiel. La mayoría de las personas se preguntan cómo ha podido suceder algo así y si puede haber algún futuro para su relación.

SUPERAR UNA INFIDELIDAD

La confianza es esencial para una relación sana, y es algo que tomamos a menudo por dado hasta que se desvanece. Si tú eres la persona que ha tenido la aventura, necesitarás trabajar duro para que tu pareja vuelva a confiar en ti y a creer que la amas y que has aprendido de tu error.

Si eres la persona a quien han engañado y decides que merece la pena intentar salvar la relación, te encontrarás haciéndote preguntas durante mucho tiempo y te costará trabajo recuperar la confianza en tu pareja. 

La comunicación es fundamental, sobre todo para descubrir los motivos que han llevado a una persona a la aventura, de modo que podáis sacar algo positivo de lo sucedido que os lleve a estar más unidos y solucionar vuestros problemas. Por supuesto, para poder hacer eso, es importante dejar la ira y el resentimiento de lado y tratar de ver lo sucedido de una manera objetiva. 

Entre las situaciones más comunes que llevan a una persona a tener una aventura se encuentran las siguientes: 

Insatisfacción en la relación. A veces, dos personas que todavía se quieren pueden estar viviendo una relación insatisfactoria por diversos motivos. Si esos problemas de pareja no se tratan abiertamente o uno de los miembros de la pareja está demasiado absorto en otros temas (problemas con el trabajo, etc) y se mantiene distante impidiendo la comunicación, eso podría llevar al otro miembro a tener una aventura. 

En este caso, si tú eres la persona infiel, trata de explicarle a tu pareja cómo te estabas sintiendo. O si aún estás a tiempo y tu pareja no sabe nada de tu aventura, trata de buscar otros métodos menos arriesgados para recuperar esa cercanía perdida. Por ejemplo, puede ser preferible una separación momentánea que os haga reflexionar a los dos sobre lo que de verdad deseáis, sin incluir terceras personas por medio. Si, por el contrario, eres tú la persona que ha sido engañada, ten en cuenta también el papel que has jugado en el distanciamiento y los problemas de la relación y trata de ver la aventura como una especie de toque de atención de tu pareja, que no ha sabido comunicarte su malestar de otra manera. 

Aburrimiento. Si te sientes aburrido con tu vida, una aventura puede darle una mayor emoción. El problema es que el precio a pagar puede ser alto. Tal vez una mejor solución podría ser planear junto a tu pareja nuevos modos de dar emoción a vuestra vidas. 

Cuando los caminos se separan. A veces sucede simplemente que lo que una vez os unió ha dejado de existir o de ser importante, y llega el momento de separaros. Es importante que una persona tenga claro cuáles son sus sentimientos y ser sincero con uno mismo respecto a ellos. Permanecer en una relación por motivos falsos, cuando el amor ya no existe, sólo servirá para crear resentimiento y amargura.